Discurso del Embajador Ren Jingyu en la Cámara de Diputados de México


EL AYER Y HOY DEL TÍBET
Geografía y población





La región autónoma del Tíbet forma parte inalienable del territorio de China. Situada en la zona fronteriza del suroeste del país, cubre una superficie de más de un millón 200 mil kilómetros cuadrados y cuenta con una población de 2 millones 600 mil habitantes, de la cual el 92% corresponde a la etnia tibetana y el resto, a más de una decena de grupos étnicos, entre ellos el han y el hui. La etnia tibetana figura entre las 56 etnias de la gran familia de China y se concentra principalmente en la región autónoma del Tíbet y buena parte de la provincia de Qinghai.

Historia
En la primera mitad del siglo VII, el rey del Tíbet Songtsan Gambo, luego de unificar las diversas tribus tibetanas habitadas en la meseta de Qinghai-Tíbet, fundó el reino Tubo y mantenía frecuentes intercambios con la Corte imperial de la dinastía Tang (618-907). El matrimonio entre el rey Songtsan Gambo y la princesa Wen Cheng de la dinastía Tang era el testimonio de los estrechos vínculos políticos, económicos y culturales ya existentes entre las etnias tibetana y han. Con el colapso del reino Tubo a mediados del siglo IX, una parte de las fuerzas locales tibetanas se subordinaron a la Corte imperial de la dinastía Song (960-1279) que se fundó en ese período.

En el siglo XIII, el Tíbet se incorporó formalmente al mapa chino. A partir del entonces, el Gobierno Central de las diversas dinastías feudales y de la República, bajo la condición previa de estipular lo referente a los organismos administrativos locales y decidir y resolver directamente los importantes asuntos del Tíbet, mantenía en lo básico las formas de organización social y los organismos gobernantes vigentes y designaba una cantidad considerable de miembros de la capa superior religiosa y laica local para administrar los asuntos locales, otorgando una autonomía relativamente amplia al gobierno local tibetano y sus funcionarios.

Los emperadores de la dinastía Yuan (1271-1368) ordenaron establecer muchos sistemas administrativos en el Tíbet, incluido el Xuanzhengyuan (consejo de administración), convirtiendo Tíbet en la provincia de Tubo, una de las 12 provincias bajo la jurisdicción del Poder Central de la dinastía Yuan. Esto está confirmado en el libro Los Viajes de Marco Polo.

Durante las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), los emperadores continuaban manteniendo relaciones de monarca a ministro con los líderes teocráticos de las áreas tibetanas. La Corte Ming otorgó sucesivamente el título "Príncipe de Dharma" o "Príncipe" a ocho líderes teocráticos del área. Durante la dinastía Qing, el emperador confirió al V Dalai Lama y V Panchen Lama, en 1653 y 1713 respectivamente, el título honorario junto con un certificado de oro y un sello de oro, definiendo desde entonces "Dalai Lama" y "Panchen Erdeni" como su título oficial y su posición de teocracia en el Tíbet. De ahí, quedó establecido el sistema según el cual el Dalai Lama de todas las generaciones debe recibir su puesto oficial del Gobierno Central. La Corte Qing designó a Altos Comisionados acreditados en el Tíbet y promulgó los "Principios de Administración del Tíbet" para ejercer la supervisión sobre los asuntos políticos, económicos, exteriores, religiosos, militares y de defensa de la región.

Después de la Guerra del Opio de 1840, China se redujo en una sociedad semicolonial y semifeudal. El imperialismo británico, utilizando a India como base estratégica para su agresión y expansión en Asia, desencadenó en 1888 y 1903 dos invasiones armadas contra el Tíbet que terminaron en fracaso. Posteriormente, hizo todo lo posible para preparar elementos separatistas probritánicos en la alta capa de la clase gobernante del Tíbet y fraguó la "teoría de la independencia del Tíbet". Cuando estalló en China la Revolución de 1911 que derrocó la monarquía feudal, las fuerzas extranjeras y un reducido número de elementos separatistas de la alta capa del Tíbet respaldados por ellas creían haber presentado una buena oportunidad para la "independencia del Tíbet" y tramaron en 1913 la Conferencia de Simla de corta vida. El Gobierno de los distintos períodos de la República, fundada después de la Revolución de 1911, perseverando en salvaguardar la unificación del país, estableció organismos encargados de los asuntos relativos a los mongoles y tibetanos y abrió en 1940 una oficina permanente en el Tíbet. Ese mismo año, de acuerdo con los rituales religiosos y el precedente histórico, el Gobierno Central ratificó oficialmente al entonces niño Lhamo Toinzhub como reencarnación del XIII Dalai Lama (conocido actualmente como el XIV Dalai Lama Tenzin Gyatzo).

De lo antedicho se puede concluir que nunca ha cambiado el hecho de que China siempre ejerza la soberanía sobre la región del Tíbet desde la dinastía Yuan. La "teoría de la independencia del Tíbet" es un producto de la agresión imperialista contra China. La mayoría de la alta capa de la clase gobernante y la población del Tíbet así como el pueblo chino entero siempre han opuesto una firme lucha a los intentos de separar el Tíbet de China que terminaron sin excepción en fracaso.

Después de fundada la República Popular China en 1949 y teniendo en cuenta la historia y la situación en que se encontraba el Tíbet, el Gobierno Popular Central tomó la decisión de liberar el Tíbet por vía pacífica. En febrero de 1951, cinco representantes plenipotenciarios nombrados por el Dalai Lama fueron a Beijing para negociar con el Gobierno Popular Central y como resultado, se firmó el 23 de mayo del mismo año el Acuerdo sobre las Medidas de Liberación Pacífica del Tíbet entre el Gobierno Popular Central y el Gobierno Local del Tíbet (denominado abreviadamente como Acuerdo de los 17 Artículos). La liberación pacífica del Tíbet preservó la salvaguardia de la soberanía estatal y la integridad territorial de China e hizo realidad la igualdad y la unión entre la etnia tibetana y las demás etnias de todo el país así como la unidad en el seno de los tibetanos. El Acuerdo era apoyado y aprobado por todas las etnias del Tíbet y el propio Dalai Lama envió un telegrama al Presidente Mao Zedong para manifestar su adhesión y su compromiso de llevarlo a cabo. De conformidad con lo estipulado en este Acuerdo, en abril de 1956 se fundó en Lhasa el Comité Preparatorio de la Región Autónoma del Tíbet, organismo consultivo y administrativo con carácter de poder, y el Dalai Lama XIV se desempañó como el Presidente de dicho Comité y el Panchen Lama X, el Primer Vicepresidente, quien a lo largo de sus años asumió importantes cargos en la dirección tanto de la región autónoma del Tíbet como en la Asamblea Popular Nacional (poder legislativo chino) .

Sin embargo, el camino hacia la autonomía regional no fue sin tropiezos. Es conocido por todos que en la primera mitad del siglo XX, el Tíbet se encontraba todavía en una sociedad teocrática de servidumbre feudal, más tenebrosa y atrasada que la de la Edad Media de Europa. Los propietarios de siervos y esclavos, tanto clericales y como seculares, siendo menos del 5% de la población, controlaban la libertad personal de más del 95% de la población esclavizada y la absoluta mayoría de los materiales de producción, y mediante códigos con severas jerarquías y torturas extremadamente bárbaras como mutilación del cuerpo, extracción de los tendones y ojos, corte de la lengua, arrojo al agua y a los precipicios, realizaban la cruel explotación económica, opresión política y control espiritual sobre los siervos y esclavos. Los derechos a la subsistencia de los siervos y esclavos no estaban garantizados, ni mucho menos hablar de sus derechos políticos. Después de la liberación pacífica del Tíbet, con miras a mantener siempre intacto el régimen teocrático de servidumbre feudal y en contra de la creciente demanda de emancipación y reformas democráticas de la población esclavizada, ciertas personas del grupo gobernante del Tíbet, respaldadas por fuerzas extranjeras, desencadenaron el 10 de marzo de 1959 una rebelión armada en un intento de separar el Tíbet de China. El 28 de marzo del mismo año, el Consejo de Estado declaró disuelto el gobierno local tibetano y que el Comité Preparatorio de la Región Autónoma del Tíbet ejercería las facultades y atribuciones del gobierno local tibetano bajo la presidencia interina del Panchen Lama X. El Gobierno Popular Central y el Comité Preparatorio de la Región Autónoma del Tíbet dirigieron al pueblo tibetano para apaciguar rápidamente la rebelión. Aquí quiero aclarar que fuerzas occidentales antichinas tenían sus intenciones secundarias al tildar el apaciguamiento de la rebelión armada como una invasión al Tíbet de China. Tras la fallida rebelión armada, el Dalai Lama junto con los instigadores se refugió en el extranjero y emprendió la caminata en pos de la escisión de la patria.

Actualidad

Autonomía regional
A raíz de la reforma democrática, el pueblo tibetano disfruta, como las otras etnias del pueblo de todo el país, de iguales derechos políticos. En 1961, se llevaron a cabo sufragios generales inéditos en la historia tibetana y se formaron los gobiernos a distintos niveles de la región. En 1965, se constituyó formalmente la Región Autónoma del Tíbet, lo cual marca el establecimiento de un poder democrático popular y la puesta en práctica de un sistema de autonomía regional étnica en todos los dominios. De allí en adelante, los tibetanos gozan de derechos autonómicos a administrar, de manera autodecisiva, los asuntos de su propia región y etnia.

Desde entonces, los ciudadanos de origen de la etnia tibetana y demás minorías étnicas se han hecho componentes principales de los cuadros de la región autónoma y ejercen a plenitud los derechos a ser dueño de sus propios asuntos. La presidencia del Gobierno de la Región Autónoma del Tíbet, ya renovado en siete ocasiones, ha sido siempre ocupada por tibetanos. Según estadísticas, los ciudadanos de la etnia tibetana y demás minorías étnicas representan el 78% de las plantillas de los órganos gubernamentales de la región autónoma. Entre los legisladores ante la Asamblea Popular Nacional, 19 proceden del Tíbet y 12 de ellos son de la etnia tibetana. De entre los vicepresidentes del Comité Permanente de dicha Asamblea en las pasadas legislaturas, siempre figura un tibetano y el Dalai Lama XIV y el Panchen Lama X desempeñaron en su tiempo este relevante cargo.

Desde su fundación, la Asamblea Popular de la Región Autónoma del Tíbet han elaborado 220 leyes locales y reglamentos de aplicación única, cuyo contenido cubre diversos dominios como el político, económico, cultural, educacional, etc. La elaboración y ejecución de estos reglamentos han proporcionado una importante garantía legal para la defensa de los derechos e intereses especiales del pueblo tibetano y la promoción del desarrollo integral del Tíbet.

Desarrollo Económico
50 años no son más que un instante en la prolongada historia de la humanidad. Sin embargo, en ese breve lapso se han registrado cambios trascendentales en el Tíbet. La región se ha despedido definitivamente de la atrasada, pobre, cerrada y estancada sociedad de servidumbre feudal y marcha hacia la modernización con logros universalmente reconocidos.

Siendo una zona relativamente atrasada, el Tíbet y su desarrollo se han constituido en un objeto de especial preocupación del Gobierno Central y el pueblo de diversas comunidades étnicas del país. En los 50 años transcurridos, el Gobierno Central ha atribuido una atención prioritaria al desarrollo socio-económico del Tíbet, aplicando una serie de políticas y medidas preferenciales en materia de hacienda, finanzas e impuestos y proporcionando apoyos en fondos, técnicas, recursos humanos. El Estado ha invertido un total de 50 mil millones de yuanes en el Tíbet, asignado gran cantidad de materiales y enviado numerosos cuadros y técnicos en ayuda a la región, imprimiendo de esa manera un fuerte impulso a la modernización del Tíbet. El actual Gobierno Central ha decidido continuar reforzando el respaldo al desarrollo del Tíbet, para ello tiene planeado invertir 31 mil 200 millones de yuanes en la construcción de 117 proyectos y conceder 37 mil 900 millones de yuanes como subsidio financiero en el período del X Plan Quinquenal del Estado comprendido entre 2001 y 2005.


Hoy, el Tíbet ha realizado un gran salto en su desarrollo económico. El producto interno bruto (PIB) regional ha registrado un aumento de 50 veces, de los 327 millones de yuanes en 1965 a los 18 mil 459 millones de yuanes en 2003. La estructura económica regional se ha vuelto más racional, dado que comparándose con los 50 años atrás, el porcentaje del sector primario ha bajado del 99% al 31% y el de los sectores secundario y terciario ha ascendido al 23.2% y 45.9% respectivamente.

La productividad y la eficiencia de la producción agropecuaria se han elevado en gran medida. En 2002, el sector primario del Tíbet obtuvo un valor agregado de 3 mil 910 millones de yuanes, la producción de cereales fue de 984 mil toneladas y la carne porcina, vacuna y ovina totalizó 172 mil toneladas. Actualmente, el Tíbet puede autoabastecerse de cereales y aceites y se sitúa en un nivel superior al promedio nacional en cuanto a la posesión per cápita de carne y leche.

La industria moderna creció de la nada y se ha convertido en un importante pilar para la economía de la región autónoma. Las industrias infraestructurales, como la energética y el transporte han cobrado un desarrollo vigoroso. En marcado contraste con la única pequeña estación eléctrica que servía a los pocos nobles antes de 1951, hoy en el Tíbet se encuentran 401 centrales eléctricas de variada índole que generan anualmente 661 millones de kilovatios/hora. Se ha formado una red tridimensional de transporte, compuesta de 15 vías troncales y 375 carreteras secundarias con una longitud total de 41 mil 300 kilómetros. El Tíbet no tardará mucho en terminar con la historia sin vía férrea, pues la construcción del ferrocarril entre Qinghai y el Tíbet ya empezó en 2001 y culminará en 2007.

El sector terciario constituye el mayor soporte de la economía regional. Se han expandido velozmente el comercio moderno, el turismo, las telecomunicaciones, los servicios de comida y culturales así como la tecnología informática. La apertura al exterior ha surtido evidentes efectos. En los últimos cinco años, el Tíbet ha obtenido una inversión extranjera contratada de 125 millones de dólares americanos. En 2002, el monto global de la importación y la exportación de la región fue de 130 millones de dólares, con 81 millones de exportación y 49 millones de importación. Conocido como "techo del mundo", el Tíbet atrae a turistas nacionales y extranjeros con su espectacular paisaje natural y costumbres y hábitos muy peculiares. En 2003, la región autónoma recibió a 930 mil turistas, con un ingreso de mil 37 millones de yuanes.

Progreso Social
Los servicios de la educación y la medicina y la ciencia y tecnología se han desarrollado a ritmo acelerado. En el viejo Tíbet, los monasterios monopolizaban la educación, no existía ninguna escuela en su verdadero sentido moderno, apenas el 2% de los niños en edad escolar podía ir a la escuela y el analfabetismo superaba el 95% entre los jóvenes y adultos. Hoy en día, la educación se ha generalizado entre la población. Existen 1011 escuelas de diverso tipo, donde estudian 454 mil alumnos, con una tasa del 91.8% de escolarización. El analfabetismo ha bajado al 32.5%. En la región autónoma se aplica el principio de atribuir igual atención a las lenguas tibetana y han (chino), tomando la tibetana como la principal. El sistema educacional impulsa de manera global la enseñanza y el estudio bilingües con énfasis en el idioma tibetano para dictar clases. Las leyes, los reglamentos y los documentos oficiales están siempre escritos en los idiomas tibetano y han (chino). Actualmente, en el Tíbet se publican 24 periódicos y revistas en tibetano y editan cada año más de 100 títulos de libros en esa misma lengua, con una tirada de varios cientos de miles de ejemplares.

La ciencia y la tecnología modernas nacieron de cero y han progresado rápidamente. Antes de la liberación pacífica, no había ningún organismo de investigación científica. Hoy en día, se han establecido 25 centros de investigación científica con 35 mil científicos y técnicos profesionales.

El servicio médico y la sanidad han conocido una expansión vigorosa. En el viejo Tíbet, la población sufría la extrema escasez de medicamento y de servicio médico y hoy disfruta de una red de servicio médico y sanidad que cubre toda la zona urbana y rural a través de sus 1,305 centros médicos y terapéuticos de diversa índole. Como resultado del evidente mejoramiento de las condiciones de asistencia médica e higiene, el promedio de la expectativa de vida se ha elevado de los 35 años a mediados del siglo XX a los actuales 67 años y la población tibetana ha crecido de 1 millón de personas en 1953 a 2 millones 500 mil personas en la actualidad, que representan un 92% de la población total de la región autónoma.

Los tibetanos gozan de la plena libertad de creencia religiosa y sus costumbres y hábitos son respetados y protegidos. Desde fines de la década de los 80 del siglo XX, el Estado ha asignado al Tíbet cerca de 400 millones de yuanes, más una gran cantidad de oro, plata y otros materiales preciosos para el mantenimiento y la protección de los monasterios, entre los cuales el famoso Potala. En la actualidad, hay 1787 monasterios o locales de servicios religiosos y más de 46 mil monjes o monjas en el Tíbet. Todos los años, más de 1 millón de creyentes llegan en peregrinación a Lhasa.

La calidad de vida del pueblo ha mejorado visiblemente. La abrumadora mayoría de los campesinos y pastores se ha librado de la pobreza y parte de ellos ya lleva una vida acomodada. Muchos, ya enriquecidos, han construido nuevas casas y algunos han comprado automóviles. Hoy, el Tíbet lleva la delantera en la superficie habitada per cápita en escala nacional. Los medios de difusión como la radio, la televisión, las telecomunicaciones y el internet están a la misma altura del desarrollo nacional cuasi internacional y se usan en todos los aspectos de la vida cotidiana de las masas populares. En el año 2002, la radio y la televisión llegaron a una cobertura del 82.6% y el 81.1% de la población respectivamente.

En la actualidad, el Tíbet goza de la estabilidad política, la prosperidad económica, el progreso social y la convivencia armoniosa entre las etnias. Los hechos indiscutibles se han encargado de demostrar que todo comentario incierto acerca del Tíbet carece de fundamento. Junto con otras comunidades étnicas del país, el pueblo tibetano, pletórico de confianza, está marchando hacia un futuro más próspero y halagüeño.

Sobre el Dalai Lama
Refiriéndose al Dalai Lama, que pronto visitará México, quisiera citar algunos comentarios hechos hace poco por el tibetano Qiangba Puncog, Presidente del Gobierno de la Región Autónoma del Tíbet: el Dalai Lama no es un verdadero líder religioso sino un político que utiliza la religión para realizar actividades destinadas a la separación de la patria y a la "independencia del Tíbet". Su alejamiento del país durante más de 4 décadas le impide conocer la realidad del Tíbet y la versión suya sobre la situación regional no corresponde a la realidad. Ha promovido mucha propaganda negativa sobre el Tíbet y con la máscara de la paz y la benevolencia que lleva, ha tratado de engañar a la gente.

Cabe señalar que el antiguo régimen teocrático de servidumbre feudal del Tíbet con el Dalai Lama a la cabeza fue sustituido desde hace tiempo por uno democrático fundado por los propios tibetanos y el destino y el porvenir del Tíbet deben ser decididos por todo el pueblo chino, incluida la población tibetana. Ha sido siempre consecuente y clara la política del Gobierno Central hacia el Dalai Lama. Esperamos que éste vea con claridad la situación, afronte la realidad, abandone de verdad su planteamiento sobre la "independencia del Tíbet" y procure hacer, en los años restantes de su vida, algo beneficioso para el desarrollo y el progreso de la patria y la región del Tíbet.


obtenido de: http://mx.china-embassy.org/esp/zt/zgxz/t55562.htm en Marzo de 2010.

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